Tema:“Conociendo el misterio de Dios Padre y de Cristo” 

Colosenses 2:2-3  “… para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento

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                                        El propósito eterno de Dios

  1. La palabra del Señor, tanto en el antiguo testamento como en el nuevo testamento, nos relata la historia de la salvación, donde Dios establece un propósito de bondad, de amor y de permanencia en el tiempo para su creación y el ser humano.
  2. Este plan eterno, tenía sus bases y directrices donde Dios concibe un mundo administrado por el hombre para su provecho, dignidad y felicidad.
  3. Sin embargo, este propósito se ve interrumpido por un factor que se llama pecado. A partir de ese momento comienza una etapa de ruptura donde el hombre desobedece a Dios, comenzando así a transitar por un camino que se aleja de este eterno propósito de Dios; que como dijimos, estaba centrado en la bondad de Dios, en su amor para con su creación.
  4. Con todo este escenario, podemos señalar primero que Dios establece un pueblo llamado Israel, que sería luz a las naciones y, por otra parte, también tiene un plan de restauración de todas las cosas; lo cual queremos comentar en este programa, como “el misterio del Padre y de Cristo”. En el texto base que hemos citado hoy, Pablo le menciona a la iglesia de los colosenses acerca de poder conocer este misterio, señalando que en Cristo es en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento; y que en su manifestación pueden revelarse a todos.
  5. Entonces, Dios se revela y se manifiesta a través de Cristo a la humanidad para traer este plan eterno, de amor, de reconciliación entre Dios y el hombre, pero que, sin embargo, trae aparejado un acto sacrificial para poder concretar este propósito que viene a ser el remedio al pecado y con ello la salvación del mundo.
  6. En la segunda parte de este programa comentaremos que este misterio se puede comprender a través de la metáfora de ver a Dios como un Padre y a Cristo como el Hijo, que es obediente a una misión tan alta y maravillosa que es la redención de la humanidad.

                               Conociendo el misterio de Dios el Padre y de Cristo

  1. En esta parte, nos haremos algunas preguntas con las cuales iremos avanzando para comprender la palabra de esta ocasión. Vamos a volver a leer los dos versículos bases, para recordar el contexto de la enseñanza de esta palabra. (“… para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento”)
  2. La primera pregunta que nos podemos hacer es ¿por qué es necesario que el corazón de los creyentes sea consolado? La respuesta puede estar basada en más de un elemento; si necesitamos consuelo es porque hay algún sufrimiento, alguna ausencia, alguna angustia espiritual o emocional, o alguna carencia de diferente índole. Nacemos, según se dice, en un mundo hostil que nos presenta un ambiente difícil y que, por consiguiente, está presente en nosotros el sufrimiento. De esto entonces, requerimos consuelo de Dios.
  3. ¿Por qué es necesario alcanzar las riquezas de pleno entendimiento? Esto con respecto al plan eterno de Dios. Observemos una cosa con atención: dijimos al principio que el pecado irrumpió en un plan amoroso y de bondad de parte de Dios para con la humanidad y que Dios preparó una fuente de restauración de todo ello, pero que este plan eterno de Dios tiene sus tiempos, su proceso, su objetivo y fin; donde el Hijo Jesucristo, restaura todas las cosas. Tener este conocimiento, nos permite comprender el mundo que hoy vivimos y aún más, los padecimientos que hoy tenemos como humanidad y como personas individuales cada uno de nosotros.
  4. La otra pregunta es: ¿por qué es necesario que a través de este pleno entendimiento podamos conocer el misterio de Dios el Padre y de Cristo? Señalar como primera respuesta una premisa: el misterio de Dios el Padre en Cristo está precisamente basado en un sufrimiento; sufre Dios el Padre porque debe entregar a su Hijo en propiciación para redención de la humanidad; y el Hijo, Cristo, sufre el oprobio por amor al mundo.
  5. De esto anterior, da cuenta el relato de los evangelios cuando Jesús dice: “Padre, por qué mes has desamparado”, este relato es en el sufrimiento de la cruz. Pero Cristo sufrió con propósito; murió para que otros tuvieran vida, ese es el plan eterno de redención y muchas veces lo perdemos de vista debido a que nos centramos sólo en nuestro propio sufrimiento. Pero como dice el viejo cántico: “Hubo uno que quiso por mi padecer”; ese fue Cristo por amor a mí.
  6. Con todo esto que hemos comentado, podemos entender que existe un Dios de amor, que no está ajeno a nuestro sufrimiento y que desea consolarnos en medio de este mundo hostil. Pablo dice, escribiendo a los corintios en el capítulo 1 de la segunda carta, versos 3 al 5: “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, …”

En suma, la reflexión de la palabra en esta noche nos lleva a comprender que el primer acto de Dios creador es de amor, de perdón, de redención y de consolación para todos los creyentes. Si somos atribulados por diversas pruebas, debemos saber que Cristo en su gran amor padeció por nosotros con grandes sufrimientos para nuestra eterna redención. No nos quedemos en nuestro sufrir, no nos perdamos la oportunidad de ser consolados por Dios. Recordemos que Jesús nos dijo que en este mundo tendríamos aflicción, sino que volvamos a mirar al amor de Dios, un amor que en sí mismo es un amor sacrificial. Donde es Padre celestial entrega a su único Hijo, y luego este Hijo de Dios, tan amado, consuma su obra de amor mediante el sacrificio de la cruz. De esta manera, hoy podamos entender, que más allá de nuestro sufrir, más allá de mi sufrir, puedo recibir el consuelo y el amor de Dios a mi corazón. Todo esto, con entendimiento pleno del misterio de Dios y de Cristo. De otro modo, si no viene esta revelación a nosotros, seguiremos centrados en nuestro dolor, y no saldremos, hasta que comprendamos que hubo quien sufrió primero por mí y no quiere que nosotros suframos sin consuelo.

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