Tema: “Renovarse es lo mejor”  

Efesios 4:23  … y renovaos en el espíritu de vuestra mente,

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                                        La cosmovisión de la vida

  1. La vida actualmente nos presenta diversas situaciones que nos llenan de preocupación e inquietan a diario nuestra mente.
  2. Nos encontramos con diversas formas de pensar de las personas y muchos argumentan sus razones del por qué actúan así; y tratan de alguna manera de compartirnos su modo de pensar. Como decimos en esta ocasión, intentan influirnos con su cosmovisión de la vida.
  3. A raíz de todo lo vivido en los últimos tres años por la humanidad, nos encontramos con que la mente de las personas está centrada en factores como la angustia, los temores, las incertidumbres que hoy se difunden, ya sea a través de los medios o de los hechos que se van presentando en diversos lugares del mundo, como también, nuevas formas de ver la vida de manera subjetiva.
  4. Con todo, podemos decir en esta noche, que el global de la sociedad tiene un modo de pensar y de razonar; esto le lleva a tomar decisiones y a realizar acciones. En el programa de hoy, quisiéramos hablar de la importancia que tiene “renovar” nuestra mente en Dios, en medio de todo el escenario que acabamos de describir. Pues, si renovamos nuestra mente, independiente de todo aquello que nos rodea, nuestras decisiones serán también nuevas. Nuestras acciones serán nuevas en Dios.

Jesús nos dice en su palabra, en el libro de Apocalipsis 21:5 “he aquí yo hago nuevas todas las cosas” señalando que al fin de los tiempos perdurará la autoridad de Dios en este mundo, por sobre los pensamientos de los hombres que han desembocado en una rebelión contra Dios y se han olvidado de los principios de Dios y sus mandamientos.

                                      Una mente renovada en Dios

  1. En la reflexión de esta noche, el apóstol Pablo en la cita de hoy en Efesios 4:23, nos habla de forma imperativa, diciéndonos “renovaos en el espíritu de vuestra mente”
  2. Esto no es una simple invitación o un consejo de buena costumbre cristiana, sino que es una interpelación para cambiar nuestra manera de pensar, es decir, nuestra cosmovisión de las cosas, puesto que hay un mundo que busca persuadirnos a diario en llevarnos a razonar, a pensar como el mundo piensa y a que tomemos decisiones en base a los paradigmas que nos ofrece.
  3. Y valdría la pena en esta noche preguntarnos, frente a la palabra del Señor y frente al pensamiento del mundo: ¿qué es bueno? O ¿qué es malo? ¿Cuál es, el correcto proceder?
  4. Jesús nos dice que, al conocer la verdad, la verdad nos hace libres. Sin embargo, cada cual dice tener la verdad acerca de la vida, acerca de cómo deben actuar las personas; nada es malo, todo es bueno. Se habla de tener “una mente abierta”, es decir, un pensamiento sin límites y libre.
  5. Ahora bien, si la sociedad actual no tiene límites, ni valores, ni moralidad que respetar, entonces se transforma en una sociedad que ha creado su propia manera de pensar y su propia moralidad. Diferente todo esto a los mandamientos de Dios en su palabra.
  6. Sin embargo, es tiempo hoy, que ya no vayamos en la corriente de este mundo, como dice Efesios 2:2 “siguiendo la corriente de este mundo”. Seguir esta corriente de pensamiento es vivir lejos de la autoridad de Dios, a lo que la palabra del Señor llama: “hijos de desobediencia”. Por tanto, renovar el espíritu de nuestra mente es algo significativo y radical.
  7. Romanos 12:2 nos dice: “no os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”
  8. Renovar el espíritu de nuestra mente es no pensar como el mundo piensa, es saber reconocer la voluntad de Dios; separar lo malo de lo bueno, e identificar en nosotros mismos si estamos siguiendo la corriente de este mundo hacia donde todos van. Elegir la voluntad de Dios como buena y agradable.
  9. De esta manera podemos acercarnos delante de nuestro Dios y Padre, por medio de Jesucristo, como hijos amados y pedir por nuestras necesidades al trono de su gracia, conociendo la voluntad de Dios; y, sin impedimento, entrar en su presencia. El mundo no conoce la voluntad de Dios, no reconoce a Dios como su padre; esa es la gran diferencia con nosotros los creyentes.
  10. Vengamos en esta noche como hijos a nuestro buen padre celestial, pues Él está presto para escucharnos.

Radio La Noticia Buena