Tema:“Nuestra cruz”  

Mateo 16:24 y Marcos 15:34 “Entonces Jesús dijo a sus discípulos. Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.”

Marcos 15:34 “Y a la hora novena Jesús clamó a gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, ¿lama sabactani? Que traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”

                                                La cruz de Cristo

  1. El trasfondo de la cruz es muy amplio y tiene muchas directrices y enseñanzas para nosotros; una de las más relevantes pudiésemos mencionar esta noche es la del padecimiento. Pero este padecimiento es con propósito.
  2. La cruz para Cristo significaba por una parte un estadio de vida que debía enfrentar de forma personal y muy solo, puesto que la significancia del acto de la cruz tenía el objetivo de la redención de la humanidad como prioridad.
  3. Por otra parte, la cruz de Cristo implicaba obediencia, dolor, soledad, angustia; un espacio amplio para el sufrimiento, pero que antes de provocar huida o rechazo, para el Señor era justamente lo contrario; un propósito, una motivación, una misión que nadie más podía cumplir y que implicaba entregar su vida por otros. La soledad de Cristo entonces es el clamor que expresa: “¿Padre, por qué me has abandonado?” Este es el momento de soledad que debió vivir Jesús en su cruz.
  4. Más aproximaciones de la cruz, podemos señalar que es negarse a sí mismo y la voluntad de continuar adelante y no eludir la misión entregada a su persona, como dicen las escrituras en Hechos 2:23 “por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios”
  5. Pero la cruz no es sólo sufrimiento y dolor, la cruz también es victoria, también es libertad, también es salvación, redención y alegría en los cielos y para todas las generaciones de la humanidad, pues el justo padece por los injustos, logrando delante de Dios una verdadera justificación de los pecados de la humanidad.
  6. De esta manera, la cruz también es ejemplo de padecimiento, obediencia, sujeción, pero también victoria; porque después de la muerte viene la resurrección y la vida.

                                                     Mi propia cruz

  1. Ya hemos hablado del ejemplo de la cruz de Cristo y todo lo que ello implica. Sin embargo, la invitación que hizo el Señor antes de ir a la cruz fue a sus propios discípulos y a sus seguidores con la frase: “si alguno quiere venir en pos de mí…”
  2. La invitación de Jesús no fue dimensionada en su momento por los discípulos, debido a que cuando Jesús fue apresado para ir al juicio de la cruz, todos sus seguidores fueron esparcidos de acuerdo con la profecía que señala que Él quedaría solo.
  3. Ahora bien, hablemos entonces de nuestra propia cruz; de nuestra propia experiencia en la vida de creyente llevando nuestra misión de enfrentarnos a nuestro propio Gólgota, con todo lo que ello implica y los sufrimientos propios de llevar una cruz para sí.
  4. Si para Jesús la cruz implicó todo lo que hemos mencionado, desde el sufrimiento hasta la soledad, nosotros también nos enfrentamos en pos de nuestra propia cruz a pruebas y dolores que implican el sostener la fe y seguir a Jesús en su camino, el que se transforma en nuestro propio camino y llevando nuestra propia cruz.
  5. Pero nuestra cruz también nos enseña. Nos enseña, nos forma y nos lleva a la obediencia en momentos en que tal vez no queremos y en lecciones de vida que a veces no entendemos. De esta manera, surge la pregunta: ¿por qué yo? ¿por qué debo llevar esta cruz? ¿es algo injusto? Son las interrogantes que nos hacemos en tiempos difíciles.
  6. Comprender el propósito de la cruz, hablando de nuestra propia cruz, no es cosa fácil. Si Jesús expresó el Eloi, Eloi, ¿lama sabactani?”, es porque vivió su momento de máxima debilidad y soledad por la misión encomendada. Cuánto más nosotros podemos cuestionar esos momentos viviendo nuestra propia cruz y pasando nuestros propios problemas y dificultades donde muchas veces al momento las cosas no tienen sentido.
  7. Por otra parte, se dice de Jesús en hebreos 5:8 algo muy radical, “Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; habiendo sido perfeccionado,” En esta máxima de vida y de enseñanza podemos encontrar que la cruz sí tiene sentido; que el dolor sí tiene un propósito.
  8. En esta noche, en el programa de hoy, quisiéramos comunicar que la cruz de Cristo tenía un gran y trascendente sentido y propósito, pero también nuestra propia cruz tiene sentido y propósito.
  9. Recordemos entonces ahora, que la cruz es victoria, es fortaleza; que a través de la cruz vencemos los males y somos perfeccionados. De esta manera, podemos comprender el amor de Dios, pues Dios no nos dejará solos y nos invita a que no quedemos con una percepción de desamparo, sino que de amor y de abrazo de parte de nuestro Padre, pues Jesús pagó el precio para que tú y yo seamos abrazados por el Padre, porque fuimos adoptados, fuimos hechos hijos suyos.

Radio La Noticia Buena