TEMA: “En el día de la angustia tú me vivificarás”  

Salmo 138:7

“Si anduviere yo en medio de la angustia, tú me vivificarás; Contra la ira de mis enemigos extenderás tu mano, Y me salvará tu diestra.”

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                                          La declaración del salmista

  1. Hoy por hoy, no es novedad hablar de situaciones difíciles; tanto en lo personal como en muchos lugares del mundo. Son múltiples los motivos por los cuales el sufrimiento ha pasado a ser parte de la vida de las personas y, por qué no decir, de la humanidad.
  2. Hablar de angustia y sufrimiento, tal vez ha sido un tema recurrente, pero no sólo para describirlo, sino también para saber desde qué mirada, desde qué perspectiva podemos como creyentes abordar los días de angustia.
  3. No podemos, de ningún modo, clasificar el sufrimiento que viven unas u otras personas. Hay países que están en guerra, que las familias debieron huir a otros países; quienes perdieron a familiares en la guerra. Producto de la pandemia, muchos seres queridos partieron. La economía cayendo a niveles nunca vistos en las últimas décadas. Por tanto, el común denominador de las naciones ha sido el sufrimiento; sin contar con que hay naciones como China que aún sus ciudades están confinadas debido a la pandemia, con todo lo que ello emocionalmente implica.
  4. El programa de hoy busca mostrar una ventana al cielo frente a este mal que afecta a todos por igual; angustia y sufrimiento, son dos factores que han venido a instalarse en la sociedad. Como dice la palabra del Señor, Dios es rico en misericordia y frente a la afirmación del salmista quien declara esta noche esta frase tan alentadora: “Si anduviere yo en medio de la angustia, tú me vivificarás”
  5. Precisamente es lo que la palabra de esta noche nos quiere mostrar. Que frente a los hechos que hoy vive la humanidad, o cada persona en particular, hay bálsamo y esperanza en el Dios de nuestra salvación. Es la invitación que hoy queremos levantar en este programa de oración, donde miramos al Señor como nuestra fortaleza y pronto auxilio en las tribulaciones.

                       ¿Quién es el que vivifica? Y ¿quién salva con su diestra?

  1. Continuando con la afirmación del salmista, podemos concluir que él había tenido experiencias pasadas, donde el Dios de su esperanza, que es Jehová el Señor Todopoderoso, le podía librar de los males que le aquejaban.
  2. Ahora bien, ¿qué de nosotros frente a los males que hemos descrito que están presentes en este siglo? Es la pregunta que debemos hacernos como creyentes, siendo que las promesas del Señor están vigentes para quienes en Él esperan.
  3. Las dos palabras que utiliza el salmista para señalar que Dios le puede sostener, son: “vivificar” y “salvar”. Vivificar es porque la situación del sufrimiento nos apaga a tal punto que muchas veces no nos deja espacio a la fe y a echar mano a la palabra del Señor que nos da vida; como dijo Jesús: “mis palabras, espíritu y vida son”. Es el Señor el que nos trae la vida en medio del desaliento. Por esta razón, el salmista declara que, si está en los días de angustia, en algún momento, hay alguien que está para “vivificar” su alma, su corazón, su fe y todo su entorno.
  4. Y ¿quién puede salvar al angustiado si no es Dios con su diestra? Esta noche, es noche de esperanza, donde Dios nos habla por su palabra y nos dice que nuestro clamor no está perdido, que estos dos enemigos, como señala el salmista: “mis enemigos”, que para nosotros son la angustia y el sufrimiento, es Dios mismo quien extenderá su mano, su diestra y nos salvará de estos días de adversidad.
  5. Claramente vivimos un tiempo de tal adversidad, que hablar de fe, de oración, de clamor, tal vez para alguno de nosotros sea difícil vislumbrar que algo pueda ocurrir en favor nuestro; sin embargo, el Señor viene con su palabra a darnos esperanza, a darnos fortaleza, a alentarnos a que insistamos en el clamor, pues Dios extiende su diestra para cubrir a los que en Él esperan.
  6. Es el mensaje de esta noche: es Dios quien nos vivificará por su Espíritu Santo, porque extenderá su mano de amor para levantarnos si estamos caídos. Animemos nuestro corazón, pues Dios está por nosotros.

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