TEMA: “Cuando soy débil, entonces soy fuerte”
2° Cor. 12:10
“Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”.
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Reconociendo mis debilidades
- Para enfrentar la vida y las diferentes etapas, muchas veces echamos mano a lo mejor de nosotros, a nuestras competencias, a nuestras habilidades y damos lo mejor de nosotros.
- Lidiamos muchas veces con diferentes tipos de problemas. Por cierto, sí logramos en muchas ocasiones doblarle la mano a la adversidad, pues como seres humanos estamos dotados de esas competencias necesarias para enfrentar la vida.
- Llegado un momento dado, nos vamos dando cuenta que nuestras fuerzas tienen un límite. Que nuestra manera de enfrentar las dificultades comienza a desgastarnos y a debilitarnos como personas. A tal punto que, como muchas veces se dice, queremos “tirar la toalla” y ya no luchas más frente a ciertas cosas.
- En el programa de hoy querida audiencia, queridos amigos, buscamos hacer notar una realidad a la que todos nos enfrentamos, que es hacerle batalla a las dificultades y a los problemas de la vida. Frente a esto, también existe una manera, a partir de la fe y de la esperanza en nuestro Señor, de no confiar y no luchar con nuestras propias fuerzas, sino que entregarnos en las manos de quien todo lo puede, cuyo poder es infinito y que está dispuesto a acompañarnos y a fortalecernos en medio de la dificultad.
- El salmista decía “Tú eres mi fortaleza”. Salmo 18:2 dice: “Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en Él confiaré…”
- Cuando ya no confiamos en nosotros mismos y nos abandonamos al amor y la misericordia de Dios, podemos comprender que, si se acaban nuestras fuerzas, Dios es quien las renueva para seguir adelante y no desmayar frente a la adversidad.
Reconociendo a Dios y descansando en Él
- ¿Cómo poder comprender esta gran frese del apóstol Pablo?: “Cuando soy débil, entonces soy fuerte”.
- No es fácil para muchos de nosotros abandonarnos al amor de Dios, porque estamos experimentados en enfrentar la vida y sus dificultades; sobre todo, diríamos en esta noche a quienes la vida les ha presentado muchos más obstáculos.
- Hay una marcada tendencia en enfrentar las cosas de una manera más solitaria que ha curtido el carácter y el corazón de muchas personas. Sin embargo, ¿qué hay cuando se acaban las fuerzas? Es en este preciso momento Dios quiere mostrarnos cómo aprender a descansar en Él, confiando en su palabra, en sus promesas y dejando que Él haga ese trabajo difícil; como dice la palabra: “Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios” (Lucas 18:27).
- Cuando aprendemos a confiar en Dios, no es que dejemos que las cosas pasen sin hacer nada, sino que ir al trono de la gracia de Dios, como un hijo va al padre, para obtener ayuda y misericordia.
- De esta manera podemos comprender, que en nuestro momento de mayor debilidad podemos ser fuertes, pero fuertes en Cristo Jesús. Entonces cuando dejamos que Dios se haga cargo de nuestra angustia y dolor, nuestra debilidad se transforma en fortaleza, pues una fortaleza que viene de lo alto.
- Y muchas personas nos pueden preguntar: ¿y usted no está triste o angustiado por todo lo que vive? Pero podemos responder la conocida frase de un creyente: “estoy confiando en Dios que este problema está en sus manos”
- Cuando logramos decir esta frase y sentir que verdaderamente es así, ya no luchamos nosotros solos, hay ángeles que Dios envía a fortalecernos y a ejecutar obras en favor nuestro, como también nos envía a su Espíritu Santo para darnos esa fortaleza que tanto necesitamos en los tiempos difíciles.
- De Jesús se habla en las escrituras en Isaías 53:3 “varón de dolores, experimentado en quebranto”. Es allí donde la prueba logra su mayor fruto en nosotros, que es nutrirnos de fuerzas, de fe y esperanza en Dios.
Radio La Noticia Buena.