TEMA: “Cuando Jesús lloró”   

San Juan 11:35  “Jesús lloró”

 

                                                    Dios encarnado

  1. Las escrituras nos revelan, en los evangelios en especial, a un Dios que se hizo hombre en la persona de Jesucristo. Es decir, el Dios Creador se manifiesta a la vida de la humanidad, a los hombres, mujeres, niños; como Emmanuel, que es traducido como “Dios con nosotros”.
  2. De esta manera, la condición de la raza humana es ve afectada con la manifestación del Creador en la máxima expresión y revelación: Jesucristo hombre.
  3. Pero ¿cuál es el objetivo de un Dios que se encarna y que se humilla a la misma condición de ser humano? Dice la palabra en Filipenses 2:6 “El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a qué aferrarse, Sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”
  4. Este es el mejor relato que hacen las escrituras que da cuenta cómo Dios se manifiesta de una forma tan humilde y sencilla a la raza humana, con el fin de amarla, de comprender su condición y, a partir de ello, manifestar el profundo amor por su creación. Un amor de tal magnitud, que ha sido suficiente para redimir al hombre mediante la sangre y muerte de nuestro Señor Jesucristo.
  5. Qué prueba más grande y maravillosa de amor y empatía para comprender las aflicciones, los dolores, la angustia y el efecto del propio pecado también en la vida de las personas.
  6. Cuando Jesús se humilla de este modo y es castigado llevando nuestras culpas, es la máxima expresión de empatía que alguien se ponga en el lugar del otro, para comprender primeramente la condición de pecado, pero también la indefensión frente a las angustias y dolores de una raza caída.

                                                   De las lágrimas a la vida

  1. El pasaje de Jesús con Lázaro y su familia, es por lejos el cuadro más triste luego del fallecimiento de Lázaro a raíz de una enfermedad que allí no se precisa. Además, está la situación que Jesús, a causa del ejercicio de su ministerio llega “tarde” al llamado de Marta y María sobre la enfermedad de su hermano Lázaro.
  2. Las lágrimas de Jesús no se hicieron esperar, porque amaba a su amigo Lázaro y a esta familia que tantas veces lo había recibido en casa luego de peregrinar; Él llegaba a esta casa a descansar y a ser bendecido por las atenciones de esta tierna familia.
  3. Ahora bien, ¿cuántas veces nosotros hemos pensado que Jesús se ha demorado en llegar a nuestra necesidad? ¿cuántas veces pensamos que Él se ha olvidado de nosotros? Son muchas la ocasiones en que nos hemos hecho estas interrogantes.
  4. Tal como María reprocha al Señor Jesús diciéndole: “si tú hubieses estado aquí no habría muerto mi hermano”, es muchas veces nuestra reacción natural frente al problema. Sin embargo, el Señor se conmovió tanto de Marta como de María por su declaración de dolor. A Él no le fue indiferente el dolor de ellas. Pero el Señor tenía algo más que decir frene a este cuadro tan difícil. Para Jesús la situación no se había salido de control.
  5. Así como la situación de Marta y de María, el Señor hoy viene a nosotros, no importa si nosotros consideramos que es tarde, a tiempo o fuera de tiempo; lo importante es que Jesús está frente a nosotros, a través de su palabra, para preguntarnos ¿cuál es el problema?, pues Él tiene una solución impensada para nosotros.
  6. Jesús pregunta ¿dónde pusieron a Lázaro?, y se encuentra con una respuesta escéptica o con falta de fe. El Señor ordena quitar la piedra, va más allá de sólo ir a ver el sepulcro. Y Marta le dice: Señor, ¡¡ya murió hace cuatro días!!! Jesús responde a esta afirmación: “no te hedicho que si creyeres verás la gloria de Dios”.
  7. Esta es la respuesta para nosotros en esta noche. A pesar de nuestras propias dudas y limitantes frente a cualquier situación tan difícil que podamos estar viviendo, el Señor nos dice: “No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios”
  8. ¿Cuántas son las veces donde el Señor nos ha dado su mano, nos ha levantado y se ha dolido con nosotros en nuestras angustias? No olvidemos las jornadas de amor, de consuelo, de fortaleza que Él ha manifestado a nosotros.
  9. Luego de llorar Jesús con esta familia, Él, con su autoridad da vida a Lázaro y éste vuelve a vivir.
  10. ¡¡Así es!!! el Señor da vida, y la da en abundancia. Oremos.

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