TEMA: “En Dios reposa mi alma”  

Salmo 62:5-6    “Alma mía, en Dios solamente reposa, Porque de él es mi esperanza. Él solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré”.

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                                  El salmista evangeliza su propia alma

  1. Según las escrituras, y lo hemos mencionado en alguna ocasión, los seres humanos somos tripartito: espíritu, alma y cuerpo. Nuestra alma debemos señalar, que un área de nuestro ser donde se encuentran las emociones.
  2. Muchas de las situaciones que vivimos pueden afectarnos positiva o negativamente. Nuestra alma responde a estos estímulos como un alma o un corazón alegre o, un alma y un corazón triste. De estas dos esferas del ánimo, se viste nuestra alma.
  3. La preocupación del salmista es, precisamente, hablarle a su alma; o, mejor dicho, evangeliza su alma para llamarla a la esperanza y al optimismo.
  4. La idea central de la lectura de esta noche es llamarnos la atención para que nosotros precisamente, podamos interpelar a nuestra alma, de tal modo que no se quede en la tristeza o en la angustia debido a las pruebas que día a día nos sobrevienen.
  5. Por esta razón, la invitación es a mirar al Señor, a esperar en Dios por que sólo en Él puede reposar nuestra alma en momentos de dificultad.
  6. Podemos decir también que llamar la atención de nuestra alma no es cosa fácil, pues esta área de nuestro ser, como dijimos, tiende a ser sensible a la tristeza, a la desesperanza, a la falta de alternativas cuando debemos enfrentar algún problema.

                                             Nuestra esperanza está en Dios

  1. Como decíamos al principio, que la intención del salmista es llamar a su alma a la cordura, a la esperanza y a la fe en Dios, pues Él nunca le había abandonado.
  2. Podemos ver a lo largo de muchos salmos, este gran esfuerzo que hace el salmista, para no dejar a su alma sin esperanza. Recordemos que en el salmo 103, el salmista no le da tregua a su propia alma y señala diciendo: “bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su Santo nombre”
  3. De esta manera hoy nos toca a nosotros reflexionar con nuestra propia situación, por tanto, no dejemos que nuestra alma se suma en un pesar desmedido por nuestras realidades, por nuestros problemas, puesto que, al centrarnos en la dimensión angustiosa de las cosas, no podemos vislumbrar el consuelo, el amor y la fortaleza de nuestro Dios.
  4. Es hora de que la palabra de esta noche nos ayude a mirar y a reposar en Dios. El salmista dice, “porque de Él es mi esperanza, Él solamente es mi roca y mi salvación”.
  5. La invitación entonces en esta noche es a poder predicar a nuestra propia alma; decirle que espere en Dios, pues Él es nuestro refugio. Si Él es nuestra roca firme no resbalaremos.
  6. Animemos entonces nuestra alma y nuestro corazón, de tal manera que el problema tal vez se encuentre allí, aún frente a nosotros y nos siga afectando, pero cobremos esperanza en esta noche; no dejemos que la tristeza del alma nos gobierne, sino que, al contrario, permitamos que el espíritu santo y el gozo de nuestro Señor venga a fortalecer y consolar nuestra alma y corazón
  7. Veremos entonces el bien de Dios en nuestra vida.

 

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