TEMA: “Las aguas amargas son endulzadas”

Éxodo 15:22-27

22 E hizo Moisés que partiese Israel del Mar Rojo, y salieron al desierto de Shur; y anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua. 23 Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara.  24 Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber? 25 Y Moisés clamó a Jehová, y Jehová le mostró un árbol; y lo echó en las aguas, y las aguas se endulzaron. Allí les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó; 27 Y llegaron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmeras; y acamparon allí junto a las aguas.”

                                                     La alegoría de las aguas amargas

  1. Quisiéramos en esta ocasión referir la alegoría de las aguas amargas; un episodio vivido por el pueblo de Israel en su peregrinar por el desierto para ir a la tierra prometida.
  2. El contexto entonces es camino a la tierra prometida y los símbolos que sustentan la metáfora que nos dejará de seguro una enseñanza, son: el desierto, la sed, las aguas amargas, el árbol provisto por Dios.
  3. Israel llevaba ya tres días por el desierto, habiendo avanzado desde el Mar Rojo hacia el desierto de Shur. Sin embargo, se presenta el problema de la falta de agua y la sed del pueblo. Llegan a un lugar donde había una fuente de agua, pero eran aguas amargas, por tanto, no se podían beber. A partir de ese momento, comienza un estado de inquietud y decepción entre el pueblo.
  4. Respecto de esta vivencia del desierto del pueblo de Israel en la primera parte del relato bíblico, podemos asociar el desierto con la prueba; el desierto representa la prueba, la dificultad en donde muchos de nosotros podemos encontrarnos en alguna etapa de nuestra vida. El peregrinar en el desierto, se dice que es donde nuestro corazón se muestra tal como es frente a los tiempos difíciles, pero, el desierto es necesario para mirar al Señor y poner en Él toda nuestra confianza, porque de lo que sí podemos estar seguros es, que no nos dejará sin provisión.
  5. Ahora bien, las aguas amargas que no se pueden beber, vienen a representar la angustia del caminar en la vida, en nuestro día a día, pero también en la fe. Las aguas amargas son la prueba materializada y que muchas veces no podemos, por nuestras fuerzas, asimilarlas. Lo importante en esta parte del camino de la vida del creyente, es no perder la esperanza en Dios, ni menos, murmurar o culpar a Dios por nuestras desgracias. Si mantenemos nuestra confianza sabremos que en medio de la prueba y al término de ella, Dios está para sostenernos y Jesús, junto al Espíritu Santo, para interceder por nosotros en los días más difíciles.
  6. De esta manera, puede llegar a nuestras vidas el tiempo, donde estas aguas serán endulzadas por el milagro del Señor.

                                        La bendición del dulzor de las aguas y el reposo en Dios

  1. Claramente Dios no dejaría al pueblo de Israel sin provisión y sin agua en el desierto. Dios ideó el plan de sacarlos de la cautividad en Egipto para llevarlos a la tierra prometida, que es el lugar que Dios mismo preparó para su pueblo.
  2. Para ello, el pueblo de Israel debió pasar un proceso; lo mismo que nosotros como cristianos, la única forma de ser promovidos muchas veces en la vida es pasando el desierto; lo dice el verso 25: ”Allí les dio estatutos y ordenanzas y allí los probó”. Entonces, soportando la amargura de las pruebas y la angustia, finalmente Dios provee abundante agua y la endulza con su amor; éste es el milagro de Dios en medio de la prueba.
  3. Según nos dice su palabra, Dios instruye a Moisés para que eche a las aguas un árbol, el cual haría de factor activador de un milagro para que el agua se volviese dulce y pudiera ser la bebida que necesitaban los peregrinos del desierto. Normalmente en la biblia, el árbol representa al Señor Jesucristo: “yo soy la vid, vosotros los pámpanos” por ejemplo. Efectivamente, Jesús, el Hijo de Dios, quien ha propiciado el nuevo pacto para nosotros, ha venido a endulzar nuestras vidas. Lo amargo, lo difícil que hemos vivido, con su amor y misericordia derramada sobre nosotros, ha provocado el milagro de alegrar nuestra vida y sanarnos, como sanó las aguas amargas de Mara, para el pueblo de Israel en el desierto.
  4. Dios otorga claramente provisión después de la prueba. Una vez que se ha comprendido y hemos pasado algunas lecciones con Dios, dice el versículo 27: “Llegaron a Elim, donde había 12 fuentes de agua, y 70 palmeras; y acamparon allí junto a las aguas”
  5. En este caso tenemos 2 símbolos importantes que resaltar: el número 12 y el número 70. El número 12 representa gobierno y perfección; para Israel, Dios provee 12 fuentes de agua. Y el número 70, que son las 70 palmeras que le dieron sombra para descansar. El número 70 representa plenitud y totalidad; descanso y sabiduría.
  6. Este número está mencionado 187 veces en la biblia. Para nosotros, como enseñanza y aplicación esta noche, podemos comprender que, a pesar de estar viviendo una prueba, Dios tiene el control de toda situación; es decir, su gobierno está sobre las situaciones que enfrentamos y que luego de haber pasado la prueba, llegaremos a entender mejor nuestra propia vida; entender la razón por la cual pasamos determinada prueba, qué fruto hay de todo ello.
  7. Entonces, Dios nos lleva a una plenitud, a un reposo y descanso en el espíritu; en otras palabras, a una madurez en la fe, habiendo conocido más a Dios, más a Cristo y más del Espíritu Santo.

Radio La Noticia Buena