TEMA : “Jesús ayer, y hoy, y por los siglos”
Hebreos 13:8 “Jesucristo es el mismo de ayer, y hoy, y por los siglos”
El nombre de Jesús no es sólo historia
- La persona de Jesús, quien vino a andar ente nosotros, como dice el libro de Juan: “…el verbo encarnado anduvo entre nosotros y vimos su gloria. Lleno de gracia y de verdad”, es quien vino a cambiar la historia de la humanidad en el paradigma de la fe, pero también el destino espiritual de quienes le recibieron.
- Hoy decimos que Jesús no es sólo historia, sino que es “verbo”, que es acción y “logos” que es palabra; y palabra viva.
- Qué hombre alguno, hasta que Jesús comenzó su ministerio, pudo decir: el que cree en mí, aunque esté muerto vivirá; o decir: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí”
- Bajo un mensaje extraordinario, se presenta a los hombres y, además, con señales, prodigios y milagros. Ni historiadores, ni científicos pueden negar que Jesús vino al escenario de esta tierra a cambiar el rumbo de la humanidad, pues, nadie como Él, declaró ministrar vida, y vida en abundancia.
- Por otra parte, la cruz de Cristo vino a ser el epílogo de su gran misión entre nosotros; la salvación de la humanidad mediante su muerte expiatoria era su objetivo último en su ministerio.
- Recordemos aquí al ladrón de la cruz, a los caminantes de Emaús, a sus discípulos y a más de 500 hermanos quienes le vieron y, como dice la escritura: con pruebas indubitables. Este Jesús, ungido de Dios, es en quien han creído muchas generaciones y aún nosotros ahora, podemos encontrar en su palabra vida, y en abundancia.
- ¿Hay otro como Jesús? Es quien esta noche está presto para interceder por nosotros ante el Padre.
Jesús es el mismo de ayer
- Si Jesús hubiese sido sólo un líder o un hombre más, como muchos caudillos que hubo en la historia, ya estaría olvidado. Sin embargo, como señala el evangelio de Juan: “las palabras que os he hablado son espíritu y son vida”
- Esta firmeza que encontramos en la palabra del Señor es la que cambia vidas, destinos y no es solamente una bandera de esperanza o un sueño o un ideal que una persona pueda seguir. Conocer a Jesús significa muchos más que eso. Conocerle es que Él sea nuestro Señor, nuestro Salvador, nuestro amigo, nuestro pastor, nuestro intercesor delante del Padre. Eso y más, es Jesús para el ser humano.
- La temporalidad de su advenimiento hace 20 siglos atrás, no afecta el poder de su nombre y el poder de su mensaje, pues, Él no ha cambiado. Su autoridad, su gracia y amor está presente para todos nosotros.
- ¿Por qué dice la palabra en esta ocasión que Jesucristo es el mismo, ayer y por los siglos? Él no es un profeta o un mensajero más, ni menos un líder transitorio; Él es el Hijo de Dios, que participó en la creación del universo. Pero también es quien ha sido capaz de redimir a la humanidad y en un futuro, será quien acabe su obra redimiendo por completo a la creación.
- Es de quien hablamos esta noche, es a quien queremos resaltar en esta ocasión; a Jesús, el Hijo de Dios.
- Si destacamos en esta noche su poder de intercesión por nosotros, podemos decir que Él está a diario delante del Padre, cubriéndonos por nuestras faltas y guardándonos de toda caída, de todo pecado. Pues, si hemos aceptado a Jesús en el corazón, entonces, ya no buscamos más. Jesús es suficiente a nuestro corazón y a nuestra vida.
- Queremos alentar el corazón de toda nuestra audiencia, diciendo que Jesús es el Señor. Es quien escuchará nuestra petición, nuestro clamor, para llevarlo al Padre; pues, clamamos en el nombre de Jesús a nuestro buen Padre celestial. Aún más, Él quiere afirmar nuestro corazón de tal manera que, nuestro hoy y nuestro futuro está en sus manos; en sus cuidados y amor profundo, amplio y eterno para nosotros.
- Entonces, en suma, ¿podremos confiar en otro hombre que no sea Jesús? “No hay otro nombre”, dice la palabra en el libro de Los Hechos 4:12, “bajo este cielo dado a los hombres en quien podamos ser salvos”
- Entreguemos nuestra carga a Jesús, nuestra vida y nuestro corazón, pues ninguno hay como Él.
Radio La Noticia Buena