TEMA: “No te alegres cuando tu enemigo cae”

Proverbios 24:17-18

17 Cuando cayere tu enemigo, no te regocijes, Y cuando tropezare, no se alegre tu corazón; 18 No sea que Jehová lo mire, y le desagrade, Y aparte de sobre él su enojo.

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                              La tensión en un mundo hostil

  1. Hoy por hoy, vivimos en una sociedad bastante agitada, y además tensionada. Las presiones de la vida hacen que las personas tengan muchas veces actitudes muy hostiles con su prójimo.
  2. Las virtudes, como la empatía y la capacidad de perdonar; normalmente no están como prioridad en las comunidades y en la sociedad misma.
  3. Ahora bien, la enseñanza de la palabra en esta oportunidad tiene como objetivo mostrarnos y recordarnos las virtudes de Dios para con el hombre. La misericordia y el amor pese a una condición equivocada del ser humano frente a Dios.
  4. Diremos que, en ocasiones, y aún siendo creyentes, podemos tener algún sentimiento un poco duro hacia otras personas; esto puede ser inconscientemente o más bien, no nos hayamos percatado que se encuentra alojado en nuestro corazón.
  5. El ejemplo es muy directo para nosotros en esta noche: “Cuando cayere tu enemigo, no te regocijes, Y cuando tropezare, no se alegre tu corazón”. Frente a ciertas situaciones de molestia u enojo de nuestra parte, pueden emanar de nuestra boca palabras no gratas, que lleguen a contaminarnos. Quitando nuestra paz y dejándonos en una situación incómoda.
  6.  Pero;¿qué hay detrás de esta situación de molestia que en ocasiones podamos tener con otra persona? Las escrituras nos dan un ejemplo sobre algunas cosas que pueden estorbar nuestra oración frente a Dios. Es por ejemplo el caso de los maridos, cuando tienen una actitud áspera con sus esposas. La palabra nos dice: Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.     1ra de Pedro 3:7
  1. Por tanto, alguna actitud nuestra puede estorbar nuestro clamor, nuestra petición al Señor; El Señor nos de su entendimiento a todos nosotros en esta noche.

                    Vivir recibiendo y compartiendo la misericordia de Dios

  1. Volvemos sobre el tema de los principios y virtudes divinas; Dios es Dios misericordioso; “lento para la ira y grande en misericordia”. Estas características divinas nosotros no podemos cambiarlas a nuestro juicio, e interpretarlas de una manera particular.
  2. Todas las enseñanzas divinas tienen un propósito y un provecho para nosotros; por esta razón, miramos los principios divinos y los aprendemos y los aplicamos. Entonces, comenzamos a liberarnos de ciertas reacciones, de situaciones que no traen, que no producen un fruto apacible. Cuando nos liberamos de estas prácticas poco sanas, podemos caminar más libres, e incluso podemos dar gracias y adorar a Dios en medio de una dificultad.
  3. Si hemos recibido la misericordia de Dios, pues entonces, podemos compartirla, podemos declararla.
  4. Hoy el mundo, como hemos dicho en otros programas, normalmente tiene una actitud de venganza; “paga mal por mal”: Bueno el Señor, en su palabra nos enseña: “No pagues a nadie mal por mal” Romanos 12:17.
  5. Es un poco triste ver, justamente en estos tiempos de elecciones para cargos políticos en el país: Muchos se transforman en jueces de otros. Muchos líderes no hablan mucho de sus buenos deseos concretos para la sociedad, si no que más bien se centran en la crítica a su adversario político. Hoy en Chile se habla de una sociedad polarizada. Por favor, es saludable que no nos contaminemos con ello. Tengamos paz, paz de Dios y no hablemos mal de nuestro prójimo, como el mundo lo hace.
  6. La ley de Dios es otra, no nos volvamos jueces unos de otros, nos dice Jesús. A partir de esta enseñanza en Mateo capítulo 7, dice: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá”. Hay una ley virtuosa en esta actitud sana frente a nuestro prójimo. Nos deja con un corazón en paz.
  7. Ajustemos nuestro corazón a esta medida que Dios nos pide. ¿podemos perdonar a nuestro enemigo? ¿podemos no alegrarnos de su caída? Tengamos paz en nuestro corazón, para que las puertas y ventanas de cielo se abran para nosotros.
  8. Dios nos bendiga y nos dé su gracia y sabiduría, vamos a la oración.

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