TEMA: “El Dios de la paciencia y la consolación”

Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según Cristo Jesús,”   Romanos 10:5

                                             Dos pilares del amor de Dios

  1. En nuestra vida diaria nos enfrentamos a situaciones que nos pueden superar o a problemas que pueden llegar a ser imposibles de salvar para nosotros.
  2. Sin embargo, las escrituras, la palabra del Señor, está llena de recursos y promesas que nos dan una mirada de esperanza frente a estas situaciones.
  3. Las semana pasada, nuestro tema era: La Esperanza no avergüenza; y por cierto que en las promesas del Señor encontramos el elemento de la esperanza como un ancla que nos afirma para no caer. Y nos referimos al Dios de la esperanza en el verso 13 del capítulo 15.
  4. Nuevamente hoy el libro de Romanos, en el mismo capítulo pero en el verso 5, nos habla del Dios de la paciencia y de la consolación.
  5. Estas son dos grandes virtudes que emanan de Dios y su palabra para que, en los días difíciles o angustiosos, nosotros recibamos de su palabra esta gracia que nos permita visualizar una prueba o un problema contando con estas herramientas que claramente nos facilitarán fortaleza y gracia de Dios para sobrellevarlo.
  6. Ahora bien; la paciencia como concepto nos habla de perseverancia o una pasión bajo control. Mientras que la consolación nos habla del consuelo de Dios, también la palabra paraklesis, se refiere a exhortar, confortar; consuelo en general. Precisamente es lo que requerimos en el momento de la prueba. Lo importante es que podamos comprender en esta ocasión que podamos mirar el problema, pero también mirar los recursos que Dios tiene para nosotros.

                             La paciencia y el consuelo, como virtudes de Dios

  1. Efectivamente, si miramos el actuar de Dios a través de tanto tiempo y siglos respecto de la conducta del hombre y de acuerdo a lo que hoy somos como mundo y como planeta; y más aún la condición de nuestro planeta el cual Dios nos otorgó como una casa para vivir, Dios ha aplicado estas dos virtudes para con el hombre.
  2. Dios siempre ha esperado en su longanimidad o largura de ánimo, que el ser humano, las naciones, observen sus mandamientos y viva cada uno de manera justa y en paz en su prójimo. Pero esto ha sido una larga espera de parte de Dios, donde el pecado del hombre ha sido la tónica durante siglos.
  3. Es por ello que hoy destacamos que el primero, tanto en emanar estas virtudes como en aplicarlas, ha sido Dios. Entonces la paciencia de Dios ha sido desarrollada al máximo, aún más, el consuelo de Dios, a través de su palabra, no tomando en cuenta el pecado del hombre, se ha manifestado su amor y gracia en el mundo y en todos nosotros.
  4. De esta manera, en esta noche, el Señor nos ministra por su palabra, que la paciencia de Dios llene nuestro corazón, para también esperar la respuesta a nuestras peticiones y a nuestros problemas. Con ello, descienda a nosotros, en los casos más difíciles y complejos, el consuelo de Dios cuando no podemos sobrellevar algunas pruebas que claramente sobrepasan nuestra fuerza.
  5. Esta noche, Jesús mismo intercede por nosotros; el Dios en quien hemos confiado, a quien hemos creído, es el Dios de la paciencia y de la consolación.
  6. ¿Cuál entonces es la medida de nuestra aflicción? Tal vez es este el día que hemos dicho: “Yo no puedo más con esto”, “se acabaron mis fuerzas” y tal vez estoy a punto de perder la esperanza.
  7. Pero sepamos una cosa; que los nombres de Dios que hemos visto en estos días a través de estos programas, son concretos y reales para nosotros. Si puedes creer esta noche, como dice el libro de Marcos 20:23: “Al que cree, todo le es posible” Pues entonces, hemos mencionado al Dios de la esperanza, al Dios de paz y hoy resaltamos al Dios de la paciencia y del consuelo. Esta palabra es la que ha venido para usted hoy, recíbala en el nombre de Jesús y dejemos en sus manos nuestras cargas y nuestras solicitudes. Recibamos el consuelo de Dios en esta noche.

Radio LNB. Programa “Oremos”