TEMA: “El incienso: Las oraciones de los santos” Apocalipsis 5:8
“Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos”
¿Qué representa la oración delante de Dios?
- El salmista decía en Salmos 5:3 “Oh Jehová de mañana oirás mi voz; De mañana me presentaré delante de ti, y esperaré ”
- La oración delante de Dios no es tan sólo una solicitud, sino que es una acción de gracias delante de Dios
- La oración es también el reconocimiento a un Dios todopoderoso y nosotros, como sus criaturas y sus hijos, le honramos y nos presentamos delante de Dios
- El salmista también dice “de mañana oirás mi voz”, por tanto. Dios espera que nos dirijamos a Él para agradecerle, para clamar a Él; todo ello es un reconocimiento como el Dios de nuestra vida
- En el Antiguo Testamento el aroma del incienso representaba el aroma de la oración, cuya fragancia llega a la presencia de Dios. Era parte del culto que oficiaba el sacerdote
- De esta manera el libro de Apocalipsis en la porción bíblica de hoy, nos dice: que en la escena de la adoración celestial los 24 ancianos se postraban delante del cordero, con arpas y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos
La oración de los santos, de su pueblo, de todos nosotros, es recibida en los cielos con agrado y es administrada delante del trono de Dios en copas de oro, este metal precioso que representa la realeza, pero en este caso la realeza del trono de Dios y de su Hijo Jesucristo, mediador nuestro.
La oración en tiempo de aflicción va en copas de oro
- La oración en tiempos de aflicción también es recibida en los cielos y es administrada en favor nuestro. Salmo 141:2 “Suba mi oración delante de ti como el incienso, el don de mis manos como la ofrenda de la tarde” Todo esto en el marco del culto del sacerdote y el pueblo judío a Dios.
- Cuando presentamos nuestras aflicciones y peticiones delante de Dios, todas ellas son consideradas y puestas en copas de oro, como lo dice Apocalipsis 8:3 “otro Ángel vino entonces y se paró ante el altar, con un incensario de oro y se le dio mucho incienso para añadirlo a las oraciones de todos los santos”. Todo esto es en el marco del tiempo de tribulación, donde el clamor de los creyentes será un clamor ferviente y de angustia por salvación y por la manifestación de la justicia de Dios; pero con todo, sube como adoración delante de Dios.
- Cuando estamos en tiempo de aflicción, tal vez la angustia es tal, que podríamos pensar que Dios ya conoce nuestra petición y no es necesario clamar.
- Sin embargo, el salmista dice: “De día y de noche he clamado delante de ti” (22:2). El clamor en tiempo de aflicción debe ser constante, porque es recibido en copas de oro en los cielos.
- La oración es parte de nuestro culto personal delante de Dios y Dios espera que clamemos a Él, pues, reiteramos esta noche, que nuestras oraciones suben como incienso delante de Dios.
- Grata fragancia son las oraciones de los santos.
LNB. Programa “Oremos”