¿Cómo lo recordarán nuestros niños?
El tiempo de confinamiento que estamos viviendo no tan sólo ha significado una limitación en nuestras actividades habituales, en nuestro ir y venir desde un punto físico a otro, sino que también nos ha traído una lluvia de cambios en actividades de rutina que han afectado a la totalidad de la familia. En muchos casos se vive la cesantía y no es muy difícil suponer los efectos de un cambio brusco en nuestras finanzas.
Es evidente que en este escenario somos los adultos quienes debemos hacernos cargo de encontrar la mejor forma de abordar y resolver el sinnúmero de cambios que el llamado COVID-19 ha dejado sentir en cada rincón del mundo. Cómo conseguir en esta nueva normalidad los recursos para el hogar, cómo abordar los tiempos del teletrabajo, cómo organizar y apoyar a los hijos en sus estudios y aprendizaje a distancia, cómo encontrar y realizar actividades de esparcimiento, cómo distribuir los espacios dentro de la casa para las múltiples actividades de la familia, especialmente cuando son simultáneas. Sólo por nombrar algunos de los desafíos a los que nos enfrentamos.
En esta dinámica, que de la alteración pasa a hacerse habitual y nos amenaza con permanecer un tiempo indefinido, se encuentran insertos y son parte activa, nuestros niños. No podemos olvidar que aún en tiempos de pandemia la vida continúa y las etapas evolutivas de los hijos no se detienen. Su cerebro permanece captando experiencias que lo van construyendo y que el día de mañana dejaran ver sus resultados.
Por tanto, más que cualquier situación a la que debamos hacer frente en este tiempo difícil, no perdamos de vista a nuestros hijos. Pongamos atención a ellos y dediquemos tiempo a escucharlos, a responder a sus preguntas, a seguir riendo con sus travesuras. Insistamos en cosas simples, como por ejemplo, conocer qué les hace reír y aprendamos a reír juntos. La risa es la mejor cura para el estrés; libera dopamina en el cerebro y limita la producción de cortisol (responsable del estrés).
Si en el recuento podemos decir que supimos hacerles el tiempo feliz a nuestros hijos, será porque logramos visibilizarlos y habremos alcanzado el mayor desafío que esta pandemia nos ha impuesto. Nuestros niños habrán sido parte de la vivencia y no víctimas de ella.