Últimamente muchos son los que consideran que los jóvenes de hoy en día están desarrollando unas actitudes que poco tienen que aportar a la sociedad, y mucho menos a ellos mismos. Pero lo cierto es que estos niños de la Generación Z comparten unas habilidades de las que tenemos mucho que aprender.
Lógicamente los niños reciben innumerables conocimientos de las personas adultas. Especialmente de sus padres, que son los encargados de darles en la medida de lo posible una buena educación. Pero, ¿quién dice que los adultos no podemos aprender también de los más pequeños?
Aunque cada persona es única y tiene sus gustos y preferencias, la verdad es que todos en mayor o menor proporción solemos compartir algunos rasgos con las personas más cercanas a nuestro rango de edad. Hemos nacido en la misma época y queramos o no, convivimos con unas circunstancias que nos influyen y que nos hacen ver y “vivir la vida” de una manera parecida. Parecida o, al menos, algo diferente a la de nuestros padres o abuelos, sin ir más lejos.
Porque si ya con ellos vemos la existencia de la llamada brecha generacional, pensemos en los tatarabuelos, inimaginable tratar de explicarles qué es eso de WiFi, por decir un “caso sencillo”… Y es que, aunque todos somos humanos, el contexto en el que crecemos nos ayuda a potenciar más unas u otras capacidades y, eso, nos diferencia.
Ahora mismo, los niños de nuestros días pertenecen a la Generación Z, aunque los recién nacidos los incluimos ya en la más nueva y moderna: la Generación Alpha. Pero para enunciar las características comunes de esta última tendremos que esperar algunos años y hacerlo con más rigor.
Hablemos hoy de la Z o “posmilénica”, la generación de personas nacidas entre mediados de los años noventa y 2010, aproximadamente. Un grupo de gente que no concibe su vida sin tecnología y sin Internet, cuyo entorno es digital y el mundo lo ve a través de una pantalla. Y quien dice una, se refiere a cinco, porque estas personas pueden llegar a coordinar hasta cinco dispositivos a la vez.
Los “baby boomers” -los nacidos después de la Segunda Guerra Mundial- llegan a ver con malos ojos a estos jóvenes, no comprenden su manera de entender el mundo. No obstante, a pesar de ello, no se trata de una generación perdida. De hecho, tienen en común un montón de habilidades positivas que los adultos de hoy podemos considerar y tratar de aplicar en nuestro trabajo e incluso, en nuestro día a día. ¿Quieres saber de cuáles hablamos?
Han nacido con la tecnología entre sus manos y están más que familiarizados con los dispositivos electrónicos. Es por eso que están siempre al tanto de las últimas novedades tecnológicas y tienen poca dificultad para entender el funcionamiento de los nuevos aparatos que van apareciendo en el mercado. Sus bases son observar y probar. ¿Tomamos nota de ellas?
Las redes sociales y los llamados influencers o youtubers son capaces de influirles y sus opiniones las valoran a la hora de tomar decisiones. Los adolescentes están acostumbradas a acceder a redes como YouTube para solucionar sus problemas, y un ejemplo muy claro es el acudir a la infinidad de tutoriales que existen para todo en esta red: ¿Cómo preparar esa receta de cocina?, ¿dudas con las operaciones de matemáticas?, ¿qué puedo visitar en esa ciudad a la que quiero ir?…
Como acabamos de ver, los jóvenes de la Generación Z son bastante autosuficientes en algunas facetas y su lema es el Do it yourself (hazlo por ti mismo). Y es que, los acontecimientos que se viven en cada etapa de la historia influyen en ello. Un caso para entenderlo puede ser la crisis financiera que se inició en 2008, con ella los oficios empezaron a concebirse más como trabajos independientes y autónomos. Muchos presentan un mayor interés hacia el emprendimiento y ser sus propios jefes.
Para ellos es esencial la vida fuera del trabajo y por eso siempre van a preferir una empresa que les ofrezca un horario flexible frente a otras que no. Conciliar su actividad profesional con la vida familiar y los momentos de ocio es algo fundamental. De vez en cuando hay que recordar que ni el trabajo, ni el tiempo libre deben descompensarse y ninguno de los dos debe ser superior al otro. Eso sí, tampoco hay que olvidarse, ambos son importantes para llevar una vida feliz.
Frente al conformismo, la filosofía de vida es luchar por lo que les gusta. Puede ser que lo consigan o no, pero el objetivo es no conformarse, ya que tienen muy claro aquello que no quieren o no les interesa. ¿Con qué nos podemos quedar? Con el ser persistente en aquello que realmente queremos lograr.
Como hemos comentado, la tecnología convive ya con todos nosotros y la velocidad que tiene para avanzar de forma continua e incipiente es increíble. Por eso, esa capacidad de adaptación a los cambios es una cualidad prácticamente innata para estos jóvenes y una habilidad muy valorada por las empresas. Tratemos de prepararnos a los cambios.
Simultanear actividades es esa capacidad que muchas veces se cuestiona si verdaderamente somos capaces de cumplir. Aparte de ello, aunque así fuera, no se trataría de tener únicamente esta habilidad, el objetivo es ser polivalente y desenvolverse bien según las circunstancias que se tercien y no caer en la frustración.
Se trata de una generación, en muchos casos, de personas con una mentalidad más abierta, con mayor responsabilidad social, comprometida con las causas sociales y con menos tabúes. Esto es un punto que podemos considerar porque en tanto que seamos más respetuosos y abiertos, podremos ser capaces de trabajar con más personas y en equipo, en distintos lugares y en cualquier momento.
Como las redes sociales forman parte de su vida desde edades tempranas, gracias a que el “boom” de estas se dio hace años, han aprendido de los errores de anteriores generaciones y son más conscientes de los riesgos que el uso de estas conlleva, aunque no siempre protejan su intimidad como deberían. Es importante tener en cuenta la privacidad y saber lo que debemos guardar o no para nuestra intimidad.
Aunque en cierto modo el lenguaje verbal puede ser un punto débil para estas personas que están acostumbradas a lo inmediato, su punto fuerte es la capacidad que tienen para procesar los conceptos gráficos. Los memes, los gifs, los emojis son elementos visuales muy usados como forma de expresión. Y que, a veces, son capaces de sustituir hasta las propias palabras. Una nueva habilidad que también podría ser interesante valorar.
Son personas cuya forma de actuar es inmediata debido a la rapidez y facilidad que ahora mismo brinda Internet para acceder a la información que se necesita en cada momento. Aunque a largo plazo pueda ser difícil para ellos establecer una meta, a corto plazo lo harán de forma inminente.
En un mundo de redes sociales donde la distribución de noticias falsas es fácil y donde la sobreinformación es evidente debido a la cantidad de datos que podemos recibir por segundo, los niños de hoy en día que conviven en este contexto aprenden a elaborar su pensamiento crítico. Es importante aprender a elaborar nuestro propio criterio.
Fuente: serpadres.es